Vamos a fijarnos en el siguiente artículo. En él se compara el rendimiento del procesador Intel Core i5-661 frente a los procesadores AMD Phenom II X2 550, AMD Athlon II X2 240e e Intel Core 2 Duo E8600.
El árticulo comienza con dando detalles de la arquitectura de la familia de procesadores Core i5 que Intel ha lanzado recientemente. Una de las novedades más importantes de estos es que en el mismo empaquetado se encuentra el procesador, el controlador de memoria y una GPU. En el caso de los demás procesadores, se han escogido placas base con GPUs integradas.
En este tipo de análisis hay muchísimos factores que influyen en el resultado final y resulta casi imposible aislar el rendimiento del procesador. Por ello se suelen realizar una gran cantidad de pruebas de distinto tipo, tanto sintéticas como pruebas de rendimiento con aplicaciones o juegos de uso común. En este artículo se utilizan los benchmarks SiSoftware Sandra 2009, PCMark y 3DMark y se utilizan aplicaciones muy exigentes con la CPU o con la GPU, desde juegos como Far Cry o Left for Dead hasta aplicaciones audio/video, compresión de datos, antivirus y modelado 3D entre otros. El conjunto de tests es variado y permite hacerse una idea del rendimiento que ofrece el sistema en bastantes de las tareas más comunes.
Este árticulo hay ciertos aspectos criticables. En primer lugar, los sistemas elegidos para comparar son muy diferentes. Mientras que el procesador Core i5 tiene la GPU empaquetada junto con el procesador, los demás la tienen integrada en la placa base. Además estas GPUs integradas, son más antiguas y todas, excepto las de los procesadores AMD son diferentes entre sí, por lo que en algunos test las diferencias de rendimiento no se sabe en que medida se deben a la CPU o a la GPU. Quizás habría sido más acertado comparar los diferentes modelos de la misma familia de procesadores o no incluir benchmarks en los que la GPU tenga un papel importante, si el objetivo era evaluar solo la CPU.
Otro aspecto a destacar es que se está comparando un procesador con un diseño muy reciente (Core i5) y fabricado en una tecnología de 32nm, (más capacidad de integración y menor consumo) con diseños menos actuales con una tecnología peor (45 nm.). De hecho teniendo en cuenta el precio de venta de los procesadores, algunos de ellos ni siquiera se podría considerar que sean de la misma gama.
Algunas diferencias entre los procesadores escogidos para comparar son especialmente importantes. Por ejemplo, el procesador Core i5 tiene un motor que acelera el cifrado/descifrado AES, lo que le da una ventaja enorme en los test que lo utilizan. Además, en la parte final del artículo se ejecutan una serie de aplicaciones y se compara la potencia eléctrica consumida para realizar el mismo trabajo, suponiendo que la mayor parte de la potencia consumida se debe al procesador. De aquí se saca una medida de la eficiencia eléctrica del procesador. Esta es una medida interesante, pero esta influenciada por demasiados factores, como la tecnología de fabricación antes mencionada, el consumo del resto de elementos del sistema, la calidad del PFC de la fuente de alimentación, etc.
En resumen, el análisis examina el rendimiento de un sistema con Core i5 en pruebas muy diferentes, ayudando a tener una idea del rendimiento que podemos esperar de este procesador. Sin embargo al comparar con otros procesadores, hay demasiadas diferencias (en tecnología y en precio) entre los sistemas escogidos y las comparaciones en algunos aspectos pierden valor. Habría sido más ilustrativo el enfrentar distintas versiones del mismo procesador o simplemente analizar el Core i5 sin compararlo con otros.
Patxi Astiz
El árticulo comienza con dando detalles de la arquitectura de la familia de procesadores Core i5 que Intel ha lanzado recientemente. Una de las novedades más importantes de estos es que en el mismo empaquetado se encuentra el procesador, el controlador de memoria y una GPU. En el caso de los demás procesadores, se han escogido placas base con GPUs integradas.
En este tipo de análisis hay muchísimos factores que influyen en el resultado final y resulta casi imposible aislar el rendimiento del procesador. Por ello se suelen realizar una gran cantidad de pruebas de distinto tipo, tanto sintéticas como pruebas de rendimiento con aplicaciones o juegos de uso común. En este artículo se utilizan los benchmarks SiSoftware Sandra 2009, PCMark y 3DMark y se utilizan aplicaciones muy exigentes con la CPU o con la GPU, desde juegos como Far Cry o Left for Dead hasta aplicaciones audio/video, compresión de datos, antivirus y modelado 3D entre otros. El conjunto de tests es variado y permite hacerse una idea del rendimiento que ofrece el sistema en bastantes de las tareas más comunes.
Este árticulo hay ciertos aspectos criticables. En primer lugar, los sistemas elegidos para comparar son muy diferentes. Mientras que el procesador Core i5 tiene la GPU empaquetada junto con el procesador, los demás la tienen integrada en la placa base. Además estas GPUs integradas, son más antiguas y todas, excepto las de los procesadores AMD son diferentes entre sí, por lo que en algunos test las diferencias de rendimiento no se sabe en que medida se deben a la CPU o a la GPU. Quizás habría sido más acertado comparar los diferentes modelos de la misma familia de procesadores o no incluir benchmarks en los que la GPU tenga un papel importante, si el objetivo era evaluar solo la CPU.
Otro aspecto a destacar es que se está comparando un procesador con un diseño muy reciente (Core i5) y fabricado en una tecnología de 32nm, (más capacidad de integración y menor consumo) con diseños menos actuales con una tecnología peor (45 nm.). De hecho teniendo en cuenta el precio de venta de los procesadores, algunos de ellos ni siquiera se podría considerar que sean de la misma gama.
Algunas diferencias entre los procesadores escogidos para comparar son especialmente importantes. Por ejemplo, el procesador Core i5 tiene un motor que acelera el cifrado/descifrado AES, lo que le da una ventaja enorme en los test que lo utilizan. Además, en la parte final del artículo se ejecutan una serie de aplicaciones y se compara la potencia eléctrica consumida para realizar el mismo trabajo, suponiendo que la mayor parte de la potencia consumida se debe al procesador. De aquí se saca una medida de la eficiencia eléctrica del procesador. Esta es una medida interesante, pero esta influenciada por demasiados factores, como la tecnología de fabricación antes mencionada, el consumo del resto de elementos del sistema, la calidad del PFC de la fuente de alimentación, etc.
En resumen, el análisis examina el rendimiento de un sistema con Core i5 en pruebas muy diferentes, ayudando a tener una idea del rendimiento que podemos esperar de este procesador. Sin embargo al comparar con otros procesadores, hay demasiadas diferencias (en tecnología y en precio) entre los sistemas escogidos y las comparaciones en algunos aspectos pierden valor. Habría sido más ilustrativo el enfrentar distintas versiones del mismo procesador o simplemente analizar el Core i5 sin compararlo con otros.
Patxi Astiz
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